La escena mexicana recibe con expectación una de las tragedias más oscuras y potentes del teatro jacobino: La Duquesa de Malfi, del dramaturgo inglés John Webster, bajo la dirección de la destacada directora escénica y coreógrafa Ruby Tagle Willingham, beneficiada por el estímulo fiscal del artículo 190 de la LISR (EFIARTES), con el apoyo del contribuyente aportante Inbursa.
Esta obra, que se re-estrenará el próximo 22 de mayo de 2025 en el Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández, se presenta como un llamado necesario y sensible para repensar la posición de las mujeres frente a los poderes instituidos. La temporada se extenderá hasta el 29 de junio, con funciones de jueves a sábado a las 19:00 h y domingos a las 18:00 h.
La Duquesa de Malfi, ambientada en una corte corrupta por la codicia, el control y el fanatismo religioso, nos muestra a una mujer que, pese a estar rodeada de hombres violentos, se niega a abdicar de su voluntad, su deseo y su dignidad. La historia, inspirada en hechos reales, se convierte en una crítica feroz contra el estado, la iglesia y la manipulación patriarcal del cuerpo femenino como territorio a gobernar.
La directora Ruby Tagle Willingham, reconocida por su trabajo en más de 90 puestas en escena de teatro, ópera y danza, señala:
"La duquesa es una mujer del futuro atrapada en un sistema del pasado. Su lucha no es solo por amor, es por la libertad, por la afirmación de su humanidad. Esta obra nos confronta con la violencia de género estructural, pero también con la fuerza poética y ética de una mujer que resiste. Para mí, dirigirla es un acto de justicia escénica".
El montaje incorpora un lenguaje visual poderoso gracias al diseño escénico e iluminación del maestro Jesús Hernández, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte; junto con el diseño de vestuario de Carlo Demichelis; el maquillaje y peinado de Jimena Fernández; la musicalización de Emil Rzajev y el combate escénico diseñado por Ramón Márquez y Daniel Martínez, cuyas coreografías incorporan estilos marciales históricos con precisión dramática; dramaturgista Miguel Cooper; Producción General y traducción de Daniel Martínez; la adaptación corre a cargo de Ramón Márquez y Daniel Martínez; Productor Ejecutivo y asistente de dirección, Rodrigo Caravantes y en la Coordinación de producción, Sandra Escamilla.
El elenco está compuesto por artistas de gran trayectoria y solidez escénica: Paulina Treviño, Everardo Arzate, Daniel Martínez, Jorge Ávalos, José Carriedo, Coral de la Vega, Antonio Peña, Mariana Estrada, Alejandra Torreblanca, Juan Pablo Aguayo y Cristian Flores-Verdad, quienes encarnan personajes marcados por la ambición, la represión, la melancolía y, en el centro, la esperanza de una mujer íntegra.
Daniel Martínez, productor general y también actor dentro del montaje, destaca:
"La puesta en escena de La Duquesa de Malfi ofrece al espectador una experiencia única. Es la primera vez que este clásico se monta en México con este riguroso nivel de creatividad. El texto, que traduje y adapté junto con Ramón Márquez, se potencia en escena con un elenco comprometido, una directora con una sensibilidad excepcional y un equipo creativo que sabe cómo hacer vibrar al público. Queremos que esta obra, aunque sombría, sea también un espejo que invite a la reflexión sobre la equidad, el poder y la dignidad humana."
La propuesta estética combina fidelidad al periodo histórico con una mirada contemporánea que resuena en la actualidad. El diseño de iluminación crea atmósferas de tensión y belleza, el vestuario se mueve entre lo simbólico y lo funcional, y el movimiento escénico enfatiza los dilemas interiores de los personajes, en especial de la Duquesa.
La historia gira en torno a los hermanos Ferdinando y el Cardenal, quienes harán todo lo posible para evitar que su hermana, la Duquesa, se vuelva a casar, por considerar que su cuerpo y su vida pertenecen al prestigio familiar. Contratan al sombrío y melancólico Bósola para espiarla, sin imaginar que ella ha decidido casarse en secreto con su mayordomo, Antonio. De esta disyuntiva nacerán la intriga, la locura, la venganza y una serie de hechos trágicos y poéticos que llevarán al espectador por un viaje catártico.
Aunque se trata de una tragedia marcada por la oscuridad del alma humana, la intención de esta producción es convertirla en un acto de resistencia simbólica:
"Lo que sucede en el teatro es para que no suceda en la realidad", afirma Tagle, citando el viejo conjuro escénico. "Montar esta obra es una forma de advertir, de prevenir y de hacer visible la violencia que aún enfrentan muchas mujeres. No queremos que esta historia se repita, queremos que sea una advertencia y una promesa de cambio".
Además del profundo mensaje social y ético, la obra es también un deleite estético y narrativo. La escritura de Webster brilla por su poesía, su intensidad emocional y su profundidad psicológica. Este montaje busca honrar su legado, al tiempo que lo traduce para un público contemporáneo, joven, activo y políticamente sensible.